La carrera de Negro Casas es impresionante en todos los aspectos. El “4:40” ha estado en innumerables arenas de todo el mundo, una de ellas fue la Arena Afición de Pachuca, Hidalgo, donde volverá a luchar el 19 de septiembre después de varios años y donde se enfrentó a Alfredo Adame y Eduardo Palomo.
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El combate entre los dos actores y el legendario luchador tuvo lugar durante la telenovela “La Fuerza del Amor”, donde interpretaron a los personajes “El Títere” y “Solar”.
“Yo iba a entrenar allí desde mis primeras luchas. Íbamos en el circuito independiente, tengo muchos recuerdos de la Arena Afición. Hay una anécdota de Alfredo Adame y Eduardo Palomo cuando grabaron una telenovela, subieron y entrenaron lucha libre con El Cuchillo. Tenía una esposa que trabajaba en el sindicato de actores, así que tenía una buena relación con los artistas”, relató Negro Casas en una entrevista con ESTO.
“En esa telenovela, luchaba El Títere y El Sagrado, que eran Alfredo Adame y Eduardo Palomo. Lucharon contra el Hijo del Santo y Negro Casas, son recuerdos que tengo de la Arena Afición de Pachuca, muy interesante también”, recordó el luchador.
Negro Casas compartió más recuerdos. Justo en el lugar de Hidalgo se enfrentó a Saturo Sayama, quien se convertiría en una leyenda del puroresu, pero bajo otro nombre.
“Luché contra un japonés allí. Nos subimos a luchar y el japonés quedó contento, era muy fuerte, daba unas patadas fuertes. Años más tarde, cuando llegué a la Arena Puebla, un enmascarado con una máscara de gato me miró y me dijo: ‘maestro, maestro’. Se levantó la máscara y se la volvió a bajar. Era el japonés Saturo Sayama, Tiger Mask, me estaba diciendo que ya había luchado con él cuando luchaba sin máscara. Se convirtió en una superleyenda de la lucha libre japonesa: el tigre enmascarado”, reveló.
LA LUCHA DIO Y QUITÓ A LA VIDA DEL NEGRO CASAS
Negro Casas tiene 63 años y todavía lucha de manera profesional. Actualmente vive una época de muchos viajes y trabajo. Se siente feliz de poder seguir entreteniendo a los aficionados. Sin embargo, sabe que la lucha libre fue generosa pero también le cobró un precio.
“Tuve un intercambio con la lucha libre. Me dio muchas cosas, pero también me quitó. Me dio dinero, viajes, conocer países, conocer otras culturas, me dio mucho, pero me quitó a mis hijas, a mi esposa, me quitó días de estar con ellas cuando eran niñas. Veo la lucha libre como un intercambio, es mi vida, el deporte que más amo en mi vida”, dijo.
Sus primeros pasos en el cuadrilátero fueron en Topilejo, con una máscara que le regaló el Villano III, pero desde entonces ya sabía lo que quería ser.
“Lo soñaba, estaba seguro de que lo lograría. No sufrí tanto porque estuve bendecido en mi carrera, pero dedicarse a la lucha libre no es cualquier cosa, somos excepciones que logramos destacar”, concluyó.