La enemistad entre El Hijo del Santo y Blue Demon Jr se remonta a los enfrentamientos de sus progenitores en el ring. Pero la posibilidad de un duelo de máscaras quedó relegada solo a los más fervientes deseos de los fans.
En este sentido, El Hijo del Santo reveló la causa real por la cual nunca se concretó el esperado enfrentamiento y si la máscara del “Demonio Azul” nunca adornó su colección tras 42 años de trayectoria deportiva.
“Realmente no me falta ninguna máscara, ya que todas las que han formado parte de mis rivalidades las obtuve con éxito. La rivalidad de años con Blue Demon siempre ha estado presente, pero ninguno de los dos… Creo que ninguno de los dos… No quisimos aceptar el desafío de apostar nuestras máscaras porque siempre mencioné que sería muy triste que alguno de los dos saliera perdiendo, es por eso que dicha rivalidad nunca se materializó. Ninguno de los dos estuvo dispuesto. Aunque existió la rivalidad y todo, no considero que haya una máscara ausente en mi colección. Tengo un gran respeto por el personaje de Blue Demon y creo que su máscara debe permanecer intacta, al igual que la del Santo”.
Ante la pregunta sobre si hubo negociaciones u ofertas para llevar a cabo dicho duelo, El Hijo del Santo desmintió categóricamente la existencia de una cantidad suficiente para convencer a ambos luchadores.
“La verdad es que yo nunca… no tiene precio, no hubo negociaciones. Siempre que he puesto en juego mi máscara ha sido con la firme convicción de que debía ganar. Imagínate si llegase a perder mi máscara por dinero, no hay cantidad de dinero que valga, es algo impagable”.
El Hijo del Santo contempla la posibilidad de apostar su máscara durante su tour de despedida
Durante su gira de despedida como luchador profesional, El Hijo del Santo admitió que varios luchadores están levantando la mano para desafiarlo en un enfrentamiento de apuestas.
“Ahora que me encuentro en la recta final de mi carrera, están surgiendo retadores por doquier. Cuchillo Jr, Bobby Lee, Hijo de Fishman y el Misterioso ya han manifestado su interés. En la gira decidiremos con quién y si considero que vale la pena arriesgar mi máscara, lo haré sin dudarlo”.
El famoso luchador mencionó que en la actualidad hay uno con quien no estaría dispuesto a apostar su identidad enmascarada, el reconocido Atlantis, ‘el ídolo de los niños’.
“En este momento, si me preguntan con quién no me atrevería a apostar mi máscara o con quién lo pensaría dos veces, sería con Atlantis. Aunque pertenecemos a la misma generación, ha ganado máscaras muy significativas y representaría un riesgo. Soy muy precavido, pero la despedida promete ser emocionante”, concluyó.
La primera vez que puso un pie en una arena para presenciar una función de lucha libre quedó completamente cautivado. En ese instante, imaginó la posibilidad de convertirse en uno de esos hombres que semana a semana brindaban batallas memorables sobre el cuadrilátero. Sin embargo, aún no sospechaba que estaba destinado y que en su sangre fluía la herencia de convertirse en El Hijo del Santo.
Fotos: Oswaldo Figueroa
Cuando la leyenda de plata consideró oportuno, solicitó a su hijo que lo acompañara en su trabajo.
“Me decían que era un agente viajero. Dado que siempre llevaba una maleta, creía que viajaba”.
Recordó el heredero de la dinastía plateada. Aquella noche, el secreto quedó al descubierto, ¡su padre era El Santo!
“No puedo recordar si lloré. Estaba emocionado y preocupado cuando lo golpeaban”.
-¿Cómo se guarda un secreto de tal magnitud cuando eres solo un niño?
“No era sencillo. Más que fanfarronear, era un honor revelar que mi padre era El Santo. En realidad, en muchas ocasiones solté la lengua, pero mis compañeros de la escuela no me creían”.
Por supuesto, la divulgación del secreto tuvo sus consecuencias. Otros niños solían molestarlo, ya que si era el hijo de un luchador, se suponía que debía ser bueno para pelear.
“Yo era muy tranquilo, me gustaba jugar con mis figuras de acción, no era de peleas”.
El Santo deseaba que sus hijos no se dedicaran a la lucha libre
La figura de El Santo es icónica tanto por sus numerosas apariciones en el cine como por sus hazañas y el carisma que demostraba sobre el cuadrilátero. A pesar de ser uno de los máximos referentes en la historia de la lucha libre, no deseaba que sus hijos siguieran una carrera donde la integridad física estuviera en constante riesgo.
El Hijo del Santo solía enfundarse la máscara plateada y libraba batallas contra su almohada. Cada vez que visualizaba a su rival máximo en esa cama transformada en ring, lo daba todo: castigos, llaves y vuelos. A la leyenda no le agradaba, ya que consideraba que era peligroso.
“Creo que en el fondo sí deseaba que uno de sus hijos se dedicara a la lucha”.
Expresó el heredero de plata al recordar que, cuando tenía cerca de 14 años, su padre lo introdujo en disciplinas de contacto como el judo o el karate.
“La única condición que me impuso fue que completara una carrera universitaria. Un día, de manera directa, me dijo: vas a ser El Hijo del Santo”.
El sueño que El Hijo del Santo nunca pudo hacer realidad
El legado más preciado que El Hijo del Santo heredó fue la máscara plateada. Un tesoro invaluable que aún lleva con orgullo y honor. El sueño de aquel niño que se lanzaba contra una almohada en su habitación se hizo realidad, pero existía otro sueño que la vida le negó: luchar junto a su padre.
Apenas 37 días separaron a El Santo de lograr ese anhelo. El retiro como luchador profesional de El Santo tuvo lugar el 12 de septiembre de 1982, mientras que el debut de su vástago ocurrió el 18 de octubre del mismo año.
“Él sufrió un preinfarto y los médicos le advirtieron sobre los peligros de continuar luchando. Se retiró, pero nunca imaginó que yo pudiera seguir sus pasos y luchar a su lado”.
Fotos: Oswaldo Figueroa
Los inicios fueron complicados debido a las críticas y comparaciones de los medios especializados de la época. “Mi padre me brindó mucha confianza”, compartió El Hijo del Santo. Con arduo entrenamiento, el luchador comenzó a ganarse los aplausos y el cariño de las multitudes, convirtiéndose en un imán de taquilla.
“No fue sencillo. Sentía el peso del Santo sobre mis hombros”.
¿Cuál fue el momento más difícil en la vida de El Hijo Del Santo?
El Hijo del Santo atesora numerosos momentos y batallas en su mente, y aunque reconoce que existen derrotas que duelen en lo más profundo del alma, ninguna de ellas se compara con las que tuvo que enfrentar en su ámbito personal.
El Santo falleció el 5 de febrero de 1984, apenas dos años después del debut de su hijo en la lucha libre profesional.
“Mi madre no llegó a verme convertido en luchador profesional. A los dos años de su fallecimiento, se fue mi padre. El aspecto más complicado tiene que ver con lo humano, ya que puedes tener el corazón destrozado, pero interpretar al personaje ayuda a mitigar el dolor por momentos”.
Ahora es el turno de El Hijo del Santo, el personaje, de afrontar uno de los momentos más difíciles de su vida. El momento de decir adiós a los cuadriláteros está a la vuelta de la esquina tras 42 años de trayectoria como luchador profesional.
“Lo más complejo de mi carrera es lo que estoy experimentando en este momento: tristeza, nostalgia, pero también hay un sentimiento de felicidad por tener la oportunidad de despedirme de esta manera”.
Concluyó un hombre que se niega a considerarse una leyenda, aunque su nombre se sitúe en la misma mesa en la que reposa el legado de su padre en la lucha libre.